Monday, June 12, 2006

Bienvenida Fiesta Mundial...ALEMANIA 2006


Por estos dias a disfrutar del buen fútbol...un mes inolvidable que se produce cada 4 años...

Friday, June 09, 2006

Algunas breves y livianas reflexiones sobre la Democracia

Me encontraba hasta hace poco leyendo a Fukuyama y su libraco “El Fin de la Historia y el Último Hombre” el que plantea, a grandes rasgos, que el hombre a través del tiempo, producto de todos sus caprichos y arranques de lucidez e incluso locura, ha llegado hasta la organización con la que cuenta hoy en día, así, se desprende de sus líneas, que actualmente casi todos, por no decir la inmensa mayoría, creen que la democracia es el mejor sistema de gobierno en todos los ámbitos en donde sea necesario ejercer poder o influencia y el que ose señalar lo contrario es sindicado y además empapelado con expresiones que son recurrentes en aquellos "guardianes demócratas" como lo son " que te crees fascistoide...", "córrete de acá comunacho...", etc.
También en esta línea se llega al consenso, pero ya no con la total y abrumadora mayoría que en la situación anterior, sino que con bastante más oposición y resistencia, en orden a señalar que la Economía de Mercado es el instrumento más adecuando, el menos nocivo o de lo malo lo menos malo para la redistribución de bienes y recursos, aun cuando que a este sistema de Mercado se le agreguen los apellidos que por función tienen hacerlo más digerible entre sus detractores o bien enrostrárselo con algo más que saña a los mismo para que les de una suerte de urticaria ideológica, así tenemos Economía Social de Mercado o Economía de Libre Mercado.
Pero veamos y vamos por parte, lo que cree Fukuyama en relación a estos temas es que a estas formas es a lo que más puede esperar y aspirar el hombre como mecanismos de organización, es decir, tratándose del caso de la Democracia, que para llegar a este sistema transitamos previamente por Reinados, Tiranías, Dictaduras, Corporativismos, se optó por ella producto de los abusos cometidos en las formas organizativas previas a su arribo mesiánico a la cultura política universal. Toda la razón le encuentro ya que a todas luces, en estricto rigor y siguiendo la lógica democrática, todos valemos lo mismo a la hora de ser pesados en la balanza y viene a establecer un status igualitario en todos aquellos que deseen participar de ella, por lo que no habría posibilidad alguna de sustituir tal sistema por otro mejor.

Sin embargo debo manifestar que, encontrándole sentido a lo expresado por el preclaro autor en cuestión, ¿será tan así que a la democracia sea lo único a lo que pueda pretender el hombre como sistema organizativo?, ¿no le dará la inteligencia o no será necesario pensar en algo más?. La respuesta a esta interrogante puede ser vislumbrada teniendo en consideración, a mi parecer, lo siguiente:

- La vocación democrática nuestra a veces choca cuando la mayoría no está con nosotros, donde a pesar de ser 3 millones los que creemos en la inmortalidad del cangrejo 3 millones una persona cree lo contrario, olvidándonos en ese preciso momento de que uno de los principios fundantes de ella es que la mayor cantidad de voluntades en torno a un aspecto debe primar por sobre la minoría, aun cuando en nuestro fuero interno la opción opuesta sea aberrante y muchas veces guiada más por la pasión que por la razón.

- Los sistemas políticos democráticos que se precien de tales han debido establecer variantes a la democracia químicamente pura, es decir han debido reemplazar la democracia directa, dada su imposibilidad práctica, legada por la ilustre Atenas por una semi-directa para darle dinámica funcional, para lo cual se han hecho radicar las voluntades de cada uno de nosotros en representantes elegidos, encargados de llevar nuestra opinión ante el órgano encargado de recogerla, que por regla general es el Parlamento. En teoría aparece como óptima tal aseveración, sin embargo, ¿quién de nosotros ha visto o a entregado inquietudes respecto a lo que deseamos o queremos? ¿Se nos ha acercado algún “representante de nuestra voluntad” a preguntarnos que es lo que deseamos implementar o modificar? Creo casi con seguridad que más del 90% e incluso en un porcentaje mayor de la ciudadanía responderá que no ha sido así.

- ¿Qué ocurre cuando a nosotros se nos encarga cualquier cosa y que sin importar los avatares que nos ocurran o lo fasto o nefasto de los días, no logramos cumplir con el mandado? Descartando la avalancha de improperios o malas caras que se nos vendrán encima, lo de lógica ocurrencia es que no nos volverán a encomendar algo o lo que es lo mismo nos sacarán de nuestra función ipso facto. Nada de raro o descabellado suena lo anterior y por lo mismo así debería ser en todo orden de ideas, pero al menos en Chile la situación no sigue lo que afirmé anteriormente como obvio; nuestros representantes pueden proponer y adoptar lo que quieran, de la forma que se les plazca cuanto engendro les de por gestar, ya que saben que sus mandantes no cuentan con algún mecanismo idóneo para exigirles el cumplimiento de su encargo, salvo la circunstancia de que eventualmente decida repostularse y sea castigado por sus electores no siendo reelegido.

- Se considera que este sistema político aparece como garante de que cada uno de nosotros tendrá la posibilidad de expresar a través de una papeleta lo que estimamos como adecuado, pero se dará la situación de que mi opinión sólo será tal si cuenta con otras opiniones semejantes y si tales opiniones semejantes logran ser mayoritarias dentro del total. Obviamente no puede ser de otra manera pues si fuese lo contrario la línea divisoria entre el orden y la anarquía se volvería difusa llegando, probablemente, al caos organizativo y efectivamente la ecuación se cargaría inexorablemente hacia la pasión y conveniencia personal por sobre lo realmente necesario y oportuno.

Quiero ser también enfático en esto, mi ensayo no va en dirección a atacar a la democracia, por cuanto soy un convencido de ella, y la acepto en lo favorable y adverso como dice en algún precepto legal, sino que se orienta mi exposición en dar pie a un análisis más crítico a lo que aparece hoy en día como la solución a la falta de representatividad y expresión de la ciudadanía y, además, en cierto modo, refutar esta suerte de inmovilidad intelectual que expresa Fukuyama.

Creo que en la actualidad, la formación cívica mundial va en esta dirección, profundizar y mejorar la Democracia, evitando las distorsiones que se presentan y lograr que aquello que abrazamos como fin último, la plena y prístina participación de la ciudadanía en la adopción de políticas públicas. Si es a través de la democracia bien y si nos queda corta a pensar lo que la reemplace.