Encontrábanse alla por los tiempos de Bizancio, dialogando el emperador de turno con un erudito persa, y el primero afirma lo siguiente "Muéstrame lo nuevo que ha traído Mahoma y ahí sólo encontrarás cosas malas e inhumanas, como que ha ordenado difundir con la espada la fe que predica". No creo que la reacción de tal ilustrado musulmán haya sido muy desafiante (si es que no hubiese amado su vida y contradecir al soberano) como lo han sido las vistas en estos días ante la reiteración por parte del Papa Benedicto XVI de lo mismo que espetó siglos atrás tal emperador romano oriental.Mi primer sentimiento es que no creo que el Papa haya tenido la intención de ofender al mundo musulmán, no creo que a drede haya apuntado a las consecuencias obtenidas con su dichos (si así hubiese sido sólo le habría faltado que llamase a los fieles a una guerra santa en contra de los árabes como en antaño lo hiciese Urbano), además así lo ha expresado en sus disculpas que ha brindado a los afectados.
Lo que más me preocupa de esta situación es la reacción de gran parte del Islam, una reacción encolerizada, enardecida, como si fuesen asusados por el mismísimo Mahoma, se quemaban imágenes del Papa, se insultaba e incluso una monja en Somalia fue muerta a balazos por "fanáticos" (por no decir idiotas enfermos) como vendetta a la afrenta occidental.
En base a lo anterior me pregunto ¿Qué pretende el Islam con esto?, al menos me respondo, fundado en sus reacciones, demostrar su desmesurada intolerancia y falta de criterio, no saber donde están "parados"; preguntémosle a aquellos musulmanes que tanto en Francia como en Inglaterra alegaron ante las altas instancias judiciales su derecho a vestirse como sus constumbres les señalaban ¿por qué en sus paises de origen no se permite erigir Iglesias Cristianas? ¿por qué si yo transito con una cruz en mi pecho me lanzan piedras y me golpean?. Estoy pero más que seguro que guardarán un silencio no se si cómplice pero al menos demostrativo de tal realidad.
Mi opinión al respecto no es tan dura y contensiosa como la de Oriana Fallaci, quien señalaba que los musulmanes eran ratas, que se aprovechaban de occidente como parásitos, sino que la mía va en dirección de hacer patente el grado profundo de intolerancia que existe en la sociedad musulmana; mientras en occidente y concretamente en Chile, sería motivo de escarnio público el hecho de impedir que una religión no pudiese desarrollar sus actividades, en Pakistán o en Irán ¿que sucedería?, lo más seguro es que los Ayatollah encabezarían la desarticulación de aquella religión que va en contra de su fe y serían aclamados como héroes por la ciudadanía.
No soy abogado del Papa en este affaire, ni mucho menos de la Cristiandad, pero creo que con las reacciones surguidas en los últimos días el emperador citado no estaba tan equivocado.
Por último y a riesgo de resultar un poco reiterativo, mientras en Europa y parte de América se construyen Mezquitas sin problema alguno (como debe ser), en Asia, la pregunta debería ser de este modo ¿cuantas iglesias cristianas sobreviven a la rabia y fanatismo?
