Monday, May 25, 2015

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos...pero aquí estamos de vuelta!!

Cada cierto tiempo, volvía a visitar este blog, que durante mis años de universitario y de pensionista abnegado del sur me permitía hablar de lo humano y de lo divino.  Pues bien, ya no soy universitario ni pensionista, mi prisma de análisis de la vida a cambiado un tanto, no en cuanto al fondo si no más bien en cuanto a la forma y mi barba ya no es tan frondosa como en aquellos años "verde olivo" de los Consejos Generales de Estudiantes de la FEC.

Leía también mis entradas, algunas con más guata que cabeza, con más rabia que denuncia, pero todo dentro del fulgor de aquellos hermosos años vividos.  De algunas cosas escritas me arrepiento, de otras no, tal vez porque en esos días ciertas tres luces no alumbraban tanto como la única que hoy lo hace y que venciendo a la muerte ilumina mis pasos con alegría.

Ya no tengo fotolog y tampoco debo esperar turno para ocupar el computador como en la pensión (ni enfrentarme a los fallos de Windows '95), ahora tuiteo y tonteo en Facebook, me pierdo en las infinidades del cielo por las noches con un juguete que siempre soñé tener (si, el telescopio que ya lo debe tener a usted harto de tanto que le cuento de él), las cervezas y las piscolas siguen siendo tomadas con los mismos amigos de aquellos años, aunque los trasnoches ahora tienen consecuencias un poco más desastrozas, más aun cuando la tabla nos invita a alegar en la Corte o una audiencia nos convoca al alba de la jornada.

Mi familia sigue acompañándome en forma cariñosa e incondicional, mis padres, ya con un poco más de años pueden decir, con respecto a mi,  "misión cumplida" (creo) y estaré eternamente agradecido de todo lo por ellos hecho para que mi vocación se pudiese cumplir.  Sigo viviendo en Concepción, una ciudad que me encanta, que la camino y la recorro, que siempre me sorprende, que me acogió un tanto fría pero que a estas alturas somos más que amigos.

Un día llegué de Lautaro a Concepción a estudiar, lo recuerdo como si fuese ayer.  Fue un día de lluvia al salir, y antes de cerrar la puerta de mi casa, crucé miradas con mi perro de ese entonces (el gran y "grande" Branco, un perro San Bernardo), y sentí un sudor frío en mi espalda ya que comprendí que ese día dejaba mi casa para siempre y no había vuelta atrás. De eso ya han transcurrido 14 años.

De modo que aquí estoy nuevamente...el de entonces, a pesar que ya no sea el mismo :)