Friday, February 12, 2016

El Descubrimiento de las Ondas Gravitacionales...¿Sirve de algo?

"Damas y caballeros, hemos detectado ondas gravitacionales. ¡Lo hicimos!". Esa fue la declaración formulada por David Reitze, director ejecutivo del proyecto LIGO al hacer el anuncio que se toma las portadas de los diarios y sitios del mundo. Luego de haberme interiorizado en el tema es un descubrimiento grandioso, en eso iba pensando cuando salí de mi oficina y caminaba por la Diagonal de Concepción, cuando 2 personas que iban tras de mí, comentaban para mi sorpresa, que en nada les iba a cambiar su vida o su realidad las famosas ondas.
Siendo frios, y pensando a corto plazo, tan equivocados no estaban, y reconozco que yo también lo pensaba así, hasta que entendí la trascendencia e importancia gigantesca que tiene para la humanidad, este tipo de investigaciones y descubrimientos de la astronomía y cosmología, no tanto para entender el universo sino que para la supervivencia de la especie humana. ¿Por qué se preguntará usted? Para responder a ello, es necesario conocer, curiosamente, la historia de un plumífero que habitó sobre la faz de la Tierra llamado Dodo.
Pues bien, el Dodo era un ave que existió sólo en la Isla Mauricio (ubicada en el Océano Indico y relativamente cerca de Madagascar) hasta el año 1681, año en que se extinguió. Hago presente que habitaba sólo en esa isla, es decir, en ninguna otra parte del mundo, por lo que su casa era bastante pequeña en comparación a la superficie de la Tierra. Esta ave, de aspecto bastante extraño, no tenía depredadores naturales, por lo que sus alas se atrofiaron por no tener la necesidad de volar, osea estaba tranquilito el perla comiendo y engordando. Hasta que llegaron los humanos, muchos de ellos con bastante hambre y se extinguieron. Y se extinguieron rápido, ya que sólo vivía ahí (no así como otras aves que habitan casi en todo el mundo) y además que, como estaban con sus necesidades satisfechas (comida y ausencia de depredadores) perdieron la capacidad de adaptación. Sólo se preocupaban de su vida y su realidad remota, tal cual como los personajes con que me topé en la Diagonal.
Teniendo presente lo anterior, les pido que sustituyamos al Dodo por la especie humana y que pensemos que la Isla en donde vivía el plumífero sea la Tierra y que la Tierra sea a su vez, guardando las proporciones, el Universo. ¿Alguna similitud? Evidentemente que si. Nuestro acogedor planeta es un punto insignificante dentro de la inmensidad del Universo, incluso a escala, mucho menor a lo que representa la Isla dentro de la Tierra. ¿Depredadores naturales? No…bueno si, nosotros mismos muchas veces, ¿Necesidad de volar? Casi ninguna para la mayoría. ¿Estamos conscientes de nuestra insignificancia en el contexto del Universo? Derechamente no.
Aun no tenemos certeza de que pueda llegar a nuestro Planeta otra raza a hacer lo mismo que aquellos hambrientos marinos hicieron con el Dodo, pero sí está claro que pronto nuestra casa o nos va a quedar demasiado chica o la terminaremos destruyendo totalmente. Así las cosas, si en un futuro, necesitamos buscar otra casa o cambiarnos de barrio, se hace indispensable saber muy bien cómo llegar a ella, cuáles son las condiciones del lugar hacia donde llegaremos y con qué cosas nos podemos encontrar en el camino.
De nosotros depende dejar de comportarnos como el Dodo y aplaudir este tipo de descubrimientos, que a la larga serán esenciales para hacernos de un buen mapa y salir a recorrer el Universo…